lunes, 6 de julio de 2015

Saber o saber hacer?

Buenas noches! Cómo los está tratando el frío? Yo aprovecho que tengo franco para quedarme en casa, trabajar un poco en la compu, viendo tele y tomar un cafecito. Estoy hiper ansioso por que la semana entrante tengo mis vacaciones de invierno, y, les soy sincero, necesito descansar. Pero, bueno, vamos a lo nuestro.

Hoy les quería plantear el análisis que vengo haciendo acerca de la diferencia entre saber y saber hacer, entre tener destrezas y tener conocimientos, y como, erróneamente, muchas veces valoramos una de estas dos características mucho más que la otra. No se asusten, no es cuestión de algunos, ya que esto, en muchos casos, viene desde la formación universitaria que sigue arrastrando conceptos históricos de la enfermería.

Como ya he comentado otras veces, la enfermería ha ido cambiando mucho en las últimas décadas, fomentando la profesionalización de los auxiliares, ofreciendo formación a nivel de licenciatura, y en los últimos años con la creación de posgrados y especializaciones, todo esto, orientado a aumentar el cuerpo de conocimientos de las personas dedicas al cuidado de las personas. A su vez, mediante los avances en la investigación, se han mejorado los elementos y procedimientos que los enfermeros usan constantemente, por lo que la educación permanente es importante. Y es en esta última parte en la que se genera el problema.

Muchas veces escuchamos que un buen enfermero es el que sabe canalizar, poner una sonda vesical o realizar algún otro tipo de procedimiento. Reverenciamos al enfermero que logra poner un catéter venoso nº 18 en un paciente anciano con accesos venosos difíciles y que necesita hidratación (sin riesgo de vida), y consideramos que su valía profesional se basa solo en ese acto. En la universidad tenemos una o dos clases teóricas acerca de determinado acto y después nos preocupa más el aprender a hacerlo que recordar esas bases teóricas. Pensamos que solo servimos como profesionales si sabemos hacer y muchas veces nuestros pares o superiores alimentan eso. Pero no es para nada así.

Si bien soy totalmente consciente que los enfermeros tienen que adquirir tantas destrezas como sean posibles, y tienen que practicarlas lo más que puedan, para que cuando tengan que actuar en una urgencia puedan hacerlo sin problemas, también soy un total promotor de que la realización de destrezas solo se basa en un proceso técnico de repetición. Se puede enseñar a cualquier persona a realizar una vía venosa, mostrándole una vez la técnica y pidiéndole que la repita miles de veces hasta que lo pueda hacer sin problemas, pero esa persona, por poner una vía venosa, no se convierte automáticamente en enfermera.

Retomando el ejemplo del enfermero que puso un catéter nº 18 a un anciano con acceso venoso dificultoso, puede no haber tenido en cuenta que la vena que eligió para canalizar era la única vena disponible, y que, al canalizarla con un catéter de ese calibre, automáticamente la anula para futuros accesos, al menos en el corto tiempo; además, si es un paciente deshidratado, el calibre del catéter puede lesionar toda la pared interna de la vena, por lo que el riesgo de flebitis es mucho mayor que si se hubiese usado un catéter de menor calibre. También hay que tener en cuenta que, estadísticamente, mientras más grande es el calibre del catéter, menos tiempo dura el acceso venoso antes de sufrir una complicación, por lo que si el paciente va a tener una internación prolongada, el gasto en el que se incurrirá por las recanalizaciones será mayor. Y si ante este último criterio, la respuesta es que no va a estar mucho tiempo colocada la vía, también se debiese haber tenido en cuenta que un catéter de menor calibre puede tener el mismo uso que uno más grande.

No quiero darles una clase de accesos venosos periféricos, solo resaltar como la destreza de una enfermera no siempre significa que sea buena en lo que hace, solo que eso que hizo, lo ha hecho muchas veces.

Como reflexión a este análisis, los insto a que siempre estudien y piensen antes de realizar su trabajo, Solo mediante esto, la enfermería podrá crecer y ser reconocida. Si no, solo seremos unos monitos amaestrados que siguen órdenes y no tienen la capacidad de valerse por si mismos en su puesto de trabajo. Si bien esto que les pido demanda mucho trabajo, tiempo y dedicación, es imperativo que puedan hacerlo, ya que recuerden que cuando se ejerce esta hermosa profesión que hemos elegido, no estamos representandonos a nosotros mismos, si no que representamos a todos los enfermeros, y ante tremenda responsabilidad, debemos responder a la altura.

Me despido dejándoles una postal de mi bella ciudad de Córdoba, que el día de hoy, cumple sus 422 años!

Saludos y espero sus comentarios!