lunes, 15 de junio de 2015

Estudiar en el extranjero

Buenos días! Cómo los trata el frío? Al fin llegó el invierno a Córdoba y hoy se hizo sentir en serio! Pero bueno, veamosle el lado positivo y le demos para adelante!

Hoy les voy a compartir mi experiencia de haber estudiado en el exterior, cómo fue lo que viví estando solo en los Estados Unidos, y como te ayuda a crecer este tipo de experiencias, tanto profesional, como académica y personalmente.

Voy a compartir con uds mi experiencia de haber sido becario en la Universidad de Baylor Texas- USA. Estuve ahí entre los meses de enero y mayo de 2012. Cómo todo viaje de este tipo, fue una odisea, llena de historias, aventuras y experiencias nuevas, que me han enseñado muchas cosas, las cuales atesoraré por el resto de mi vida.

Desde el hecho de viajar por primera vez en un avión, hacerlo solo, y dirigirme a un país en el que no se hablaba mí mismo idioma, todo era motivo de nervios y ansiedad, que fueron jugando en un vaivén continuo, con sus subidas y bajadas, como por ejemplo cuando por demoras en el aeropuerto de Córdoba, perdí la conexión con Dallas y tuve que pasar la noche en Buenos Aires, y, en consecuencia, pasé Año Nuevo sobre un avión, a miles de kilómetros de altura, solo y, tan solo después de 24 horas, ya extrañando a mi familia. Pero entendía que todo era parte de este viaje, y me propuse no dejarme vencer por estos inconvenientes.

Ahora, les haré un breve repaso de toda mi estadía en el país del norte. Llegar ese Primero de Enero al aeropuerto más grande de los Estados Unidos (y el tercero más grande del mundo) fue cumplir uno de mis más grandes sueños. Pisar por primera vez suelo norteamericano es algo que no olvidaré. Llegué, hice todos los trámites migratorios y de aduana (no se imaginan lo que me costó explicarle al oficial lo que eran los alfajores con dulce de leche y la yerba!) y después tenía que esperar mi conexión para ir a mi destino final, que era la ciudad de Waco, donde se encuentra situado el campus principal de la universidad de Baylor.

Después de desayunar, y esperar un par de horas, me embarqué nuevamente en un avión (mucho más pequeño que el que me había traído hasta aquí) y emprendí viaje. Cuando llegué al aeropuerto de Waco (40 minutos después), uno de los empleados de la universidad me estaba esperando (Randy) y me llevó hasta el hotel en el que yo había hecho reserva. Para mi sorpresa, ese hotel estaba exactamente al frente de la universidad. Me ubiqué, encontré a otra cordobesa que iba a compartir la experiencia del intercambio conmigo y estaba alojada en el mismo hotel y nos empezamos a conocer.
Esa misma tarde, la familia con la que iba a vivir, nos pasó a buscar y compartimos la tarde charlando y descubriendo las costumbres del país (tuvimos que cenar a las 7 de la tarde). Al día siguiente, con la cordobesa hicimos un pequeño tour por los terrenos de la Universidad y al otro día comenzamos las actividades oficiales para los alumnos de intercambio.

Éramos aproximadamente 25 alumnos, provenientes de diferentes puntos del mundo: Argentina (2 cordobeses y 5 mendocinos), Francia, Rusia, China, Corea, Georgia y Finlandia. Hicimos actividades de orientación administrativa, geográfica y actividades de esparcimiento. Fuimos a un partido de Basketball femenino y a comer comidas típicas de Texas. La verdad que se armó un muy lindo grupo, con los cuales, a lo largo de nuestra estadía, vivimos muy lindas experiencias y viajes.

El último día de la semana, viajé bien temprano con un grupo de animadores hacia Dallas, donde se encuentra la escuela de Enfermería Louise Herrington, dependiente de la universidad de Baylor, que era donde yo iba a cursar mi semestre. Allí, me presentaron a las autoridades, a los que serían mis compañeros de clase, y pasamos una mañana impresionante, con juegos y risas. Al finalizar la jornada, me buscó allí la familia con la que yo iba a vivir y fuimos a la que fue mi casa por 6 meses.

El hecho de vivir con una familia americana (formada por mamá, papá, y dos hijas y un hijo, los cuáles no vivían en la casa) fue una de las mejores partes del viaje. ¿Por qué? Porque tuve la oportunidad de conocer lo que de verdad es una familia americana. Sus costumbres, sus gustos, sus comidas, todo. Festejar con ellos las fechas especiales (desde cumpleaños hasta Pascuas), incluso festejar mi cumpleaños con ellos, fue todo muy enriquecedor. Si bien hubo un punto que para muchos puede ser un poco difícil, yo lo intenté vivir de la mejor manera posible, e intentando aprender constantemente de todas mis experiencias, y hablo acerca de la religión, la cuál no era compartida por mí, y era algo muy importante para ellos. Como todo dentro del viaje, fue para mi una instancia nueva de aprendizaje y la verdad, acepto que fue muy enriquecedora.

Mi rutina diaria incluía una hora de viaje en tren todas las mañanas desde mi casa en los suburbios hasta el centro de Dallas, donde estaba la Universidad. Allí, tenía clases todos los días menos los jueves, y cada vez que salía de clases, me volvía a tomar el tren, pero me bajaba en distintos lugares del centro de la ciudad (downtown), donde empezaba a caminar para conocer la ciudad. Dallas es enorme y hay miles de cosas para ver y conocer, por lo que nunca me aburrí.

A nivel educativo, la experiencia fue totalmente importante. Tomé 5 clases: 4 correspondían al primer semestre de su sistema y eran Fundamentos de Enfermería, Necesidades Humanas 1, Valoración Física y Pato fisiología y Farmacología 1; la otra materia era una optativa del 4 semestre de su sistema y era Cuidado Crítico. Las clases teóricas se daban en aulas preparadas para 30 alumnos (éramos dos comisiones de primer semestre) y contaban con toda la tecnología que se les ocurra puede haber en un aula (proyectores, grabadoras de audio, se tomaba asistencia con una especie de control remoto inalámbrico que cada alumno tenía registrado; debajo de los escritorios había tomacorrientes para cargar las computadoras y demás). Las clases prácticas se daban en laboratorios, en los cuáles había muñecos de prácticas simulada manejados remotamente, conectados a monitores multiparamétricos y con distintos modos de uso, dependiendo cual fuese la práctica que se quisiese evaluar. Los exámenes cumplían las características NCLEX (es el examen que deben tomar todos los enfermeros en los estados Unidos para poder recibir su matrícula y ejercer la profesión) y eran Múltiple Opción, a marcar en una grilla, y la trampa es que podía haber más de una respuesta correcta, y en esos casos, se tenía que elegir la respuesta más correcta.

También aclaro que una de las cosas más difíciles para mí fue, al menos durante las dos primeras semanas, seguir las clases orales, debido al idioma. Una cosa es mantener una conversación casual con alguien, en un ambiente cómodo y tranquilo, y otra es intentar escuchar y entender a una profesora, hablando en terminología técnica a una velocidad bastante rápida. Pero una vez que se acostumbra el oído, se vuelve mucho más fácil.

Resumiendo, el haber podido realizar este viaje fue algo que marcó mi vida y que nunca olvidaré. La gente que conocí, los lugares que pude visitar, y todo lo que aprendí hacen que no me arrepienta en lo más mínimo de haber hecho este viaje.

Y por todo esto es que una vez que regresé al país, comencé a trabajar como ProSecretario de Relaciones Internacionales en la Escuela de Enfermería, ya que quería ayudar a otros estudiantes a que puedan tener el mismo tipo de experiencias que yo tuve.

A todos los que estén interesados, los invito a que averigüen en su universidad, los requisitos para poder realizar un intercambio estudiantil. Y si son egresados, sepan que también pueden ser elegibles para este tipo de proyectos desde su universidad. Ingresando aquí pueden ver las convocatorias abiertas en este momento.

Saludos!



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